A veces pienso en lo
que fue,
en recuerdos de
cuando era pequeño y en quién confié,
del que me dio la
mano en los peores momentos y
del clavo ardiendo al
que me aferré.
En la lejanía de lo
sucedido,
Inmerso en agua
turbia, el mar estaba agitado,
No sé si con lo que
hice acerté.
A veces pienso en la
sombra que perseguía sin mirar atrás,
¡Qué iluso! Pensaba que mis pasos no me harían sufrir más…
A veces pienso en las
casas donde crecí,
en mis padres, mis
hermanos y mis tíos,
que me educaron, me
vistieron y me levantaron
Cuando caí.
A veces pienso en
maestros, profesores y falsos amigos
que fueron testigos
de mis inseguridades,
aún me escuece el
recuerdo de algunos verdugos hirientes
portando banderas de
venenosas verdades.
A veces pienso que
creciendo atravesé
el umbral de la
madurez, entendiendo que nada está escrito,
que esa puerta se
cierra a la vejez.
Que aún queda mucho
por decir,
por demostrar, por
llorar, por reír y por querer.
¿Quién me niega que
todo lo pasado es quién soy ahora?
Que yo soy todo eso,
todo a la vez.
A veces pienso cuánto
me reconfortan
Las manos de mis
padres en el hombro,
cuando la vida se
torna cruel,
con mis hermanos cerca lo puedo todo
y más aún con el amor
de mi mujer.
A veces pienso que la
vida nos llega, que la vida nos pasa,
que no puedo dejar
que mis recuerdos caigan en el olvido,
en el trastero
abandonado de cualquier casa.
A veces pienso en el
pasado y le digo que permanezca,
que se quede donde
está,
que gracias a él,
este hombre que relata
fue menos para hoy
ser más.
A veces pienso que
soy lo que fui,
lo que soñé, lo que
jugué, lo que me hirieron y lo que reí.
Hice lo posible por
no caer, por levantarme cuando caí.
A veces pienso en que
algún día pueda tocar tierra,
que mis remos me
lleven al puerto
que en mis sueños vi,
De momento veo el
horizonte, el mar está en calma,
la orilla queda
detrás de mí.