A mí ya no



Te dije que guardaras tu lengua bien lejos de mí,

Que cerraras la boca, que me dieras mi espacio,

yo hago las cosas a mi manera,

Con buena letra, como las hacen en palacio.

 

¿Te lo repito o te cuelgo un letrero en el cuello?

No te creo, ya no me fío de tus juegos,

Yo ya soy perro viejo.

Tú no te reconoces, pero yo sé quién eres,

¿Te acerco un espejo?

 

¡Qué risa me da tu vocabulario!

Me decías cosas al oído y resulta que luego

lo hacías con medio vecindario…

Yo ya no entro en berenjenales de ese tipo,

no paso por más quinario.

Este bobo ya hizo el payaso en tus fiestas,

Hace ya tiempo que arranqué

Esas páginas de mi viejo calendario.

 

Con mi guitarra en la mano y un cigarro en la otra,

bajo la sombra de un naranjo en flor

me siento y disfruto dando la nota.

A mí dame cante, dame alegría y

búscame las cosquillas con cariño

para que me salga bien la risa

de lo que me pasa cada día.

 

Para juguetón yo, que con pillaje y

buen tino, como el mismísimo Jesús

te convierto el agua en vino.

Y ponme cualquier traba, que ni una zancadilla

ni un empujón, ni una piedra por grande que sea,

conmigo acaba.

 

¡Larga vida a este trovador!

Que comparte por ahí todo el buen genio que tiene,

con la gente sencilla, con la gente humilde,

derrochando corazón con cada camarada

que a escuchar su alegre canto se detiene.



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