Si algo me
fascina de esta serie es la extrema diferencia entre sus dos protagonistas
principales. Por un lado, Rust Cohle, un hombre atormentado y sacudido por la
vida, padre de una hija fallecida y divorciado a causa de ello. Pesimista y
oscuro, centrifugado en una espiral de muerte, adicciones y depresión infinita.
“Mi vida ha sido un círculo de
violencia y degradación hasta donde puedo recordar. Estoy listo para cerrarlo.”
(Rust Cohle)
En la otra cara
de la moneda está Martin Hart, viejo detective chapado a la antigua, bueno en
su labor profesional, pero pésimo en su faceta como padre de familia,
donde figura como nombre y no como hombre, llenando carencias emocionales con
alcohol e infidelidades. A pesar de todo, un hombre práctico, sencillo y con el
claro objetivo de simplificar siempre las cosas.
Esta dualidad que nos presenta la serie es la misma que vive en cada uno de nosotros para afrontar las situaciones que nos plantea la vida, el asunto clave está en qué parte elegimos alimentar… A veces somos agoreros en situaciones favorables y demasiado optimistas cuando todo es adverso.
De nada sirve adoptar una
posición u otra, si la situación no lo requiere, tenemos que oscilar entre ambas,
solo así conseguimos equilibrio. Usando estas dos corrientes ponderadamente
encontraremos un buen camino hacia algo verdadero, fluctuando entre ambas
energías, tomando lo mejor de cada una de ellas.
El
tema es que hay que ser muy realista (rozando lo tenebroso) para bajar a las
profundidades del dolor propio, pero también muy digno para saborear las mieles
de un buen triunfo con total honradez.
Me
encanta pensar sobre el dualismo del ser humano, de la atención que cada uno
pone en escuchar al ángel o al demonio que se sitúa en cada uno de nuestros
hombros y de la cantidad de atajos que conlleva la elección de hacer caso a uno
y a otro.
“Darte cuenta de que toda tu
vida, todo tu amor, todo tu odio, todos tus recuerdos, todo tu dolor, fue todo
lo mismo. Fue todo el mismo sueño. Un sueño que tuviste en una habitación
cerrada. Un sueño sobre ser una persona. Y como en muchos sueños, hay un
monstruo al final…” (Rust Cohle)
Me declaro fan de Rust,
filosófico y profundo, capaz de lidiar con lo peor de nuestra esencia, lleno de
cicatrices emocionales, siempre en pie de guerra, pero me encanta que exista un
opuesto tan necesario como Martin, para poner claridad a lo que de verdad
importa, pues siempre con oscuridad solo llegaremos a más oscuridad.
“¿Conocéis la
maldición del detective? La solución estaba justo ante mis narices, pero
prestaba atención a las pruebas incorrectas” (Martin Hart)
Al
final, como se concluye magistralmente en esta primera temporada de la serie,
todas las historias imaginadas y contadas no son más que una sola historia, la
más vieja: La luz contra la oscuridad.
¿Qué sería la una sin la otra…?